A veces tenemos que tocar fondo
para salir a flote.
A veces tenemos que golpearnos
para recordar que estamos vivos.
Hace 7 meses tuve un pico de
presión que pudo haber terminado con mi vida o dejarme inválido. Lo vi venir,
sabía que debía cambiar el rumbo, pero no como hacerlo. Sentí la protección de
mis guías y confié, acelere a fondo y choque contra mi mismo.
Ellos se ocuparon de todo, puse
mi vida en sus manos y me entregue a la luz.
Hoy 7 meses después y con casi
20 kilos menos de peso en mi cuerpo, se que llego el cambio que buscaba y no
sabía dónde encontrar.
Sé que todo es perfecto, que la
vida se copa de llevarnos por el camino que debemos transitar, un camino en el
que vuelvo a valorar el valor de la salud, el placer de estar vivo, y la
gratitud a Dios por darme una nueva oportunidad.
Cuando no tenemos opción solo
cabe una posibilidad, a ella me abrace, y ella me mantiene vivo.
Ale Flores
19 de noviembre de 2019
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
Con Kika y Conny
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