lunes, 11 de noviembre de 2019
Ahora que ya no tiene cuerpo
Con mi
viejo me lleve muy mal desde mi adolescencia. De chico siempre pensé que quería
más a mis otros hermanos, que no sentía el orgullo por mi que sentía por ellos.
Eso me dolía mucho y buscaba modos de enorgullecerlo de los que no veía
resultados. Cuando me independicé peleábamos mucho, discutíamos cada vez que
nos encontrábamos, nos dejábamos de hablar por largos periodos y hasta en el
silencio subyacía el malestar.
Un día se
enfermó de cáncer, lo acompañé como toda la familia, después tuvo una
metástasis y volvimos a acompañarlo, traté de hacerle entender alguna cosa, sin
darme cuenta que los modos que usaba lo ayudaban poco y lo lastimaban mucho. En
esa época seguíamos discutiendo. Un día comprendí que “tenía fecha de vencimiento”
y decidí no enfrentarlo más, eso nos fue llevando a mejorar la relación y
dialogar mejor.
En la
última etapa de su enfermedad nos acercamos mucho, hablamos un montón y nos
dimos mucho amor, nos pedimos disculpas por las veces que no nos comprendimos y
nos aceptamos al nivel de llegar a despedirnos sin reproches.
Al tiempo
de fallecer un amigo muy cercano a él me contó que mi viejo se emocionaba al
hablarle de mi, que le decía que desde chico sabía que yo era especial, que era
un gigante lleno de amor.
Me dijo
textualmente:
“Hay cosas
que los padres y los hijos no llegan a decirse, yo no sé Ale si vos sabes lo
que eras para tu viejo, tu viejo me hablaba de vos y me decía que eras como un ángel
grandote, alguien con quien cuando se encontraba sentía estar viendo a Dios”.
Continuo
diciéndome “vos fuiste muy importante en la vida de tu viejo, él creció mucho
espiritualmente a tu lado y siempre valoró tu palabra y tu abrazo”.
Los
círculos se abren para cerrarse y esa charla con Diego Pinillos fue un cierre
necesario en el entendimiento con mi viejo, entendimiento porque fue el
recorrido que tuve que atravesar para sacar todos mis prejuicios mentales,
aceptarlo tal cual es, y abrazar a su esencia con todo mi amor, como la abrazo
hoy, ahora que ya no tiene cuerpo.
Ale Flores
10 de
Noviembre de 2019
La Merecida
Living
Etiquetas:
Ahora que ya no tiene cuerpo,
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Ale Flores
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"Compartir lo que nos hace bien, nos hace bien de nuevo."
Ale Flores
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