Verla florecer, cuidarla, esperar el tiempo oportuno y tomarla con respeto, dar gracias al padre y disfrutarla.
Aun estoy en ayunas.
Contemplo los frutos que crecen en los árboles, recibo un mensaje y lo leo, es alguien que me cuenta que esta desarrollando su misión, que siente a Dios en su cuerpo, que ayuda a sus hermanos a encontrar la paz.
Vi el mensaje y vi a esa persona como a una fruta, una fruta de un árbol que alguna vez plante. Una fruta que vi florecer, a la que cuide y regué. Hoy me cuenta que ya esta sanando, que esta alimentando, saciando la sed de los desvalidos, despertando conciencias, abriendo corazones.
Hoy es una fruta que alimenta a muchas bocas, hoy de su boca parten palabras de luz, palabras de amor.
En cada uno de nosotros hay una semilla, hay un árbol, hay frutos. Frutos con los que podemos y debemos alimentar a nuestros hermanos, frutos que contienen semillas que darán vida a otros árboles que darán frutos.
De la misma forma que hacen los árboles concentremos nuestras energías en los frutos.
“Por sus frutos os conoceréis” dijo Jesús.
Todo árbol comienza dando un fruto, con el tiempo de sus ramas crecen muchos más y se hace más grande, mas gente puede alimentarse de él. Paso a paso, tiempo al tiempo.
No hay competencia entre los árboles, es solo la aceptación del proceso natural de la vida, saben que vienen a dar frutos, a alimentar y solo lo hacen, solo cumplen su misión.
Cumplamos con la nuestra, aceptemos el proceso, escuchemos el llamado.
Abrámosle el corazón a Dios y ofrezcámosle el cuerpo.
Que crezca la luz.
Gracias por estar.
Mi amor de Dios hacia vos.
Soy Reiki
Yo Soy
Soy Ale
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