En la parte previa a nuestro despertar o cuando estamos por hacerlo, escuchamos una sola voz casi constantemente, no podemos frenar nuestras mentes y todo el día tenemos “la radio encendida”, pero concientemente comenzamos a prestar atención a los estímulos que nos acercan a la luz.
Cuando comenzamos a trabajar sobre esos estímulos y nos comenzamos a “sintonizar” giramos nuestro dial y como una radio nos conectamos con otras frecuencias más acordes a nuestros cambios, en ellas se hablan más pausadamente y nos dejamos atrás del estado de alerta constante en el que estábamos para ubicarnos en frecuencias más suaves.
Al creer que el cambio es posible y que todo es mente (“Ley de mentalismo”, “El Secreto”, etc.) Frenamos la mente y ya nos abrimos a escuchar. Si bien en ese nivel de conciencia no se sostiene la mente en blanco todo el tiempo, las conversaciones mentales dejan de ser agresivas, esto tiene que ver con que lo que nos llevo a ese estado fue la posibilidad de elegir entre los pensamientos que aparecen, ya sea de manera conciente o inconciente, y no engancharnos con los que nos afectan.
La única manera de comprender cuando habla el ego y cuando el ser radica en la posibilidad de prever si la decisión que queremos tomar y sobre la cual la voz que escuchamos se expresa nos proporcionara guerras o paz. No digo que es lo que nos parece mejor, digo cual nos da paz y cual guerra.
Obramos desde la paz cuando nuestras decisiones nos proporcionan paz, obramos desde la guerra cuando nuestras decisiones producen guerras.
No inventemos enemigos ficticios, no luchemos por alcanzar nada porque en toda lucha alguien sale lastimado.
Busquemos la paz y siempre será el ser quien predomine en nuestras vidas.
Nuestro ego también quiere la paz, su problema es que tiene miedo.
Comprendelo y dale paz.
Comprendelo y viví en paz.
Gracias por estar.
Mi amor de Dios hacia vos.
Soy Reiki
Soy
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