Te llamaron Pedro, cómo el discípulo de Jesús al que este le confirió que fundará su iglesia.
Pedro, Petro, piedra, duro como una roca, fuerte como un roble, noble como ninguno.
Siempre te conocí como "Negro", el "Tío Negro", pocas veces escuché que te llamaran por el nombre con el que te bautizaron tus padres. En tu sangre corrió la tierra de nuestra patria, en tus venas había esfuerzo, trabajo, dedicación, y amor, mucho amor. Amor por tu compañera, por tus hijas Claudia y Gabriela. Amor por tus hermanas, por tus sobrinos, por toda tu familia.
Pero vos tenías un amor especial por mi viejo, y él también por vos, ambos me lo confesaron en diferentes momentos.
Te forjaste solo, te hiciste de abajo abriéndote camino, desde el campo te subiste a un tren y con solo 10 años llegaste a Buenos Aires a ganarte la vida, y claro que te la ganaste, porque nadie te regaló nada, vos construiste tu camino, y lo transitaste hasta esta semana en la que tu cuerpo, ya cansado de podar árboles, armar canteros, cortar libustrinas y cortar pastos, dijo basta, ya es suficiente, es hora de volver y te llevo al encuentro de tus seres queridos desencarnados, mi viejo, la abuela Gaby, Alonsito, Natalia, Héctor y Blanquita, y por supuesto nuestra querida Claudita que se adelantó y subió a prepararte el recibimiento que mereces Negro, el reconocimiento que el cielo te preparó para honrar tu paso por la tierra.
Nos quedó un abrazo pendiente tío, te lo voy a dar, te lo prometí y mantengo la promesa, sabes que la voy a cumplir porque llevo tu sangre, llevo tus valores, los de la familia que nos hermana, llevo en mis las enseñanzas de mis ancestros, de nuestros antepasados.
Te deseo el descanso en paz que mereces, no tengo dudas que tu espíritu se ganó el cielo, y que tu alma esta junto a Dios.
Ale Flores
30 de abril de 2022
La Merecida
Con Kika y Conny
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