Por temor
a que otros sufran,
construiste
un castillo de miedos,
hecho
con paredes duras,
y
dragones que custodian tu encierro.
La
depresión se te hizo amiga,
le
abriste las puertas de tu aislamiento,
al
acunaste en tus brazos,
tan
fuerte que entró en tu cuerpo.
Nacemos
sabiendo que un día,
todos
dejaremos el cuerpo,
que el tiempo pasa,
y solo
quedan los recuerdos.
Las
siestas y los desvelos,
se
quedan en el olvido.
Los
momentos compartidos
son los
regalos del cielo.
Dejá
atrás tus temores,
mira el
eclipse sin miedos,
tras la
oscuridad saldrá el sol,
el sol
siempre está,
aunque
decidas no verlo.
Sabes
que tu mente es la llave,
y
también el carcelero.
Con el
fuego de los dragones
quema
tus penas,
y que
con ellas se extingan tus miedos.
A José.
Ale
Flores
25 de
enero de 2020
La
Merecida
Espacio
Sagrado
Altar de
Fuego
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