Dios no le da a nadie una cruz que no pueda cargar

Uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX es la tragedia de los andes, la historia del avión que cayó en la cordillera mientras transportaba jugadores de un equipo de Rugby uruguayo junto con sus familiares. Varios de los sobrevivientes recorren el mundo dando conferencias sobre el trabajo en equipo y la superación personal. Explican que cada uno tiene su propia cordillera, que no hay desafíos grandes o pequeños, sino los que cada quien le corresponde vivir.

A veces la vida nos contrasta con realidades mucho más crueles que la nuestra, nos muestra casos que no llegamos a comprender, niños sufriendo, crueldades extremas que no caben en las mentes que llevamos dentro de nuestros cráneos.

La diversidad del pensamiento humano es infinito, como lo es el universo, cada uno está en el escalón que le corresponde, y debe, a su tiempo, escalar su cordillera, superar sus obstáculos para poder crecer.

Hay historias mejor contadas que otras, pero cada superación es única, cada esfuerzo individual es importante.

Hoy les dedico estas palabras a quienes se esfuerzan día a día para superar obstáculos, por escalar sus propias cordilleras, les digo que no bajen los brazos, que sigan caminando que verán la luz que buscan.

Que los valientes luchan cuando hay esperanzas, pero son los verdaderos lideres los que continúan luchando cuando las esperanzas se terminan.

Que tarda en llegar, y al final hay recompensa.

Que Dios no le da a nadie una cruz que no pueda cargar.

Ale Flores

12 de Octubre de 2019

La Merecida

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