De chico escuchaba a mi viejo
hablar de “separar la paja del trigo”, entendiendo que se refería a algo más
vinculado a la agricultura que a discernir entre lo falso y lo real.
Años más tarde mi maestro
Eduardo Yoel me habló de retirar las malezas que crecen en nuestro jardín, lo
hizo haciéndome llegar el cuento del jardinero, una fábula que narra una
búsqueda espiritual mediante el cuidado de nuestro jardín interior, tomando cada
pensamiento como un brote que puede ser una hermosa rosa sin espinas, o una
maleza que de prosperar ahogaría al resto de las plantas.
Hace 2 años, en una conferencia
sobre metafísica que Rubén Cedeño brindó en Buenos Aires, lo escuche referirse
varias veces a “la paja mental” uniendo de ese modo los conceptos que había
recibido de mis maestros anteriores.
Los 3 profundizaron en lo mismo
de diferentes maneras. Lo concreto es que todo el tiempo están brotando en
nuestras mentes malezas, paja, pensamientos y sentimientos que si no son
retirados a tiempo convierten el jardín secreto de nuestra mente en un baldío
sin belleza, sin armonía.
Cada uno de nosotros debe
separar la paja del trigo de su mente todos los días, parece simple, pero no lo
es, ya que el ego no quiere que lo cortemos de raíz, siempre intenta dejar
algún resquicio del que brotar.
Cada pensamiento es una creación
que nace, crece, toma forma y trata de dominarnos. Es la historia que la
literatura contó tantas veces en libros como Frankenstein, donde la creación
termina devorando a su creador.
Actualmente uso la llama violeta
ya que es la herramienta que me permite en pocos minutos liberarme de las
energías negativas, pero no alcanza solo con practicarla los sábados, es una
tarea diaria que requiere tiempo y dedicación, es el momento del día donde
dispongo mi atención para limpiar mi jardín retirando las malezas, es el tiempo
de separar la paja y el trigo.
Ale Flores
1 de Septiembre de 2019
La Merecida
Living
Con Uma y Lola
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