miércoles, 5 de marzo de 2014
Los Terrones
Un viaje de 2500 km. comienza con un
pensamiento, con una decisión, la de aceptar dejar todo lo seguro y partir rumbo
a lo desconocido, a lo nuevo, a lo que está por descubrir o redescubrir.
Así fue como el 15/2 salimos con mi
familia de viaje rumbo a Córdoba, dejando atrás los temores de dejar la casa,
las perras, y partir a recorrer los primeros 800 kilómetros que separan mi casa
de Capilla del Monte, un lugar que me debía a mi mismo desde hace mucho tiempo.
Por esas cosas del destino a último
momento decidí viajar en zapatillas, y por eso que llamamos “casualidad” elegí
justo el par que luego sabría el indicado.
Llegamos al hotel con la atención
puesta en el Cerro Uritorco, pero no fue ahí a donde nos dirigimos, fuimos a
Los Terrones, uno de los lugares que teníamos previstos conocer, y cerca de las
4 de la tarde estábamos ahí, caminando por las montañas en lo que se conoce
como “recorrido corto” donde el paisaje nos ubico en espacio, pero sin tiempo.
Un guía se acerco a ofrecernos hacer
el recorrido largo, ya eran los últimos del día debido a que deben hacerse
antes de que baje el sol para que los turistas podamos regresar a nuestros
hoteles conduciendo con luz solar.
Mi mujer y mi hija no contaban con
calzado adecuado, y a pesar del ofrecimiento del guía de alquilarles los que
necesitaban, prefirieron quedarse en la comodidad de la confitería,
ofreciéndome esperarme mientras yo realizaba el recorrido, y así fue que salí
con el grupo, completamente lleno de dudas, solo provisto con ½ litro de agua,
y una cámara de fotos.
Comenzamos a descender y recordé mi
hernia de disco, mi falta de ejercicio y nuevamente dude de mi capacidad de
hacerlo, pero una fuerza interior me empujaba a seguir. Sabía que si abandonaba
me arrepentiría, pero que si lo hacia la satisfacción sería tremenda.
Poco tiempo después estábamos en un
lugar de ensueño. El agua bajaba de las montañas y corría entre las piedras que
usábamos de sendero para pisar sin caer en ella. El guía nos conto que por la
gran cantidad de lluvia acumulada los arroyos estaban muy crecidos, y que
probablemente todos terminaríamos con los pies mojados al resbalar en alguna
piedra por el barro que se acumulaba en nuestros calzados, poco tiempo después
empecé a ver los primeros resbalones y temí caerme, volví a cuestionarme el
recorrido y una voz interna me dijo “tranquilo, si te estás por caer
estira la mano y ahí estaremos”, a partir de ese momento cada vez que
estuve por perder el equilibrio estire mi mano y encontré una rama, una piedra,
o una cara de la montaña dispuesta a sostenerme y devolverme la confianza, de
todo el grupo fui el único que termino el recorrido sin mojarse el calzado, y
cada vez que creí resbalar escuche la voz diciendo “tranquilo”.
Mi capacidad de observación me permite
reconocer cuando hay una foto, es un concepto que herede de mi viejo, saber que
la foto esta puesta, solo hay que tomarla, así fue que empecé a ver imágenes
que eran fotos extraordinarias, asegure mis piedras en las piedras, saque la
cámara del estuche y descubrí que la batería no tenia carga, una vez más mi
humanidad volvía a presentarse ¿Cómo no podía tomar fotos con semejante
recorrido? Y ahí entendí que hay momentos que solo están para ser vividos, y
que la atención que debía poner para recordar cada imagen me obligaba a estar
mas y mas presente en ese lugar. Sonreí, hice alguna broma al respecto y me
dedique a observar, a respirar la pureza de ese aire donde no existe la
contaminación, a refrescarme con el agua de lluvia mineralizada por los
minerales de la montaña, y a poner atención donde pisaba para pasar por el lugar
sin dañarlo.
El recorrido fue un festival de
imágenes y situaciones, por momentos sentía frio, en otros calor, las montañas
erosionadas por el viento y el agua dibujaban formas que íbamos describiendo
con la ayuda del guía, o por medio de nuestra observación y con nuestro propio
criterio.
Comenzamos un ascenso abrupto de unos
20 minutos por un sendero de montaña, era, según nos dijo el guía, el momento
más difícil desde el punto de vista físico, y sin dudas lo fue, en el momento
de mayor esfuerzo recordé que 24 horas antes de estar ahí, subiendo a 1400
metros de altura, estaba sentado en mi oficina como habitualmente, y supe que
esa oportunidad que estuve transitando era trascendental y seguí caminando a
pesar de la falta de oxigeno, a pesar del cansancio.
Llegamos al descanso y nos dispusimos
en una piedra que forma parte de la montaña, entre las imágenes ya se veía la
de un Buda en lo alto, y recordé que para alcanzar la iluminación hay que
elevarse, subir la montaña que cada uno de nosotros tiene que escalar, como
Mikao Usui subió al Monte Karuma, donde después de 21 días recibió el rayo de
la iluminación que le permitió canalizar la técnica que conocemos como “Reiki”.
Ahí estaba el Buda, meditando en lo
alto, cerca de los nidos de los Cóndores, entre el cielo y la tierra,
como los muérdagos que vi entre
la vegetación autóctona del lugar, que crecen entre las ramas
sin tocar el suelo.
El recorrido estaba por la mitad, ya
hacía rato que sentía estar dentro de un lugar mágico. Comenzamos a descender
mientras el guía nos contaba sobre la presencia de ovnis en el lugar, de las
llamadas ciudades intraterrenas, de los Comechingones que habitaron el lugar
hasta que los ejércitos Españoles que invadieron sus tierras los acorralaron en
Ongamira por lo que decidieron suicidarse todos juntos arrojándose desde lo
alto de una montaña antes de ser asesinados. Si bien no fue una conclusión que
saco el guía, sentí que ellos, los Comechingones habían dejado sus cuerpos para
convertirse en los habitantes de esas ciudades que dicen existen bajo los
cerros que rodean Capilla del Monte. Sus espíritus siguen siendo los guardianes
de ese lugar, que ellos consideraron sagrado, y que para los ojos de un simple
espectador es al menos mágico.
Siguiendo las recomendaciones del guía
fuimos bajando, las vistas eran maravillosas, ya que caía la tarde y se notaba
el cansancio, al menos yo lo notaba, me había despertado a las 5 de la mañana y
había conducido 800 kilómetros pero tal como dijo el guía, fue: “van a sentir
sus cuerpos cansados, van a saber que han hecho un gran esfuerzo físico, y
sobre todo mental, pero sobre todas las cosas sabrán que valió la pena todo ese
esfuerzo” y vaya si valió, fue para mi una de las experiencias más importantes
de mi vida, un recorrido que quizás debí hacer a los 20 años, pero
lo hice ese día, el 15 de febrero de 2014, el día en el que cumplí 41, y
recorrer “Los Terrones” me recordó que estoy vivo, y que la fuerza de mi
espíritu puede más que la de mi cuerpo.
La hernia no me impidió hacerlo, mis
rodillas que me estaban molestando los días previos respondieron perfectamente
y sin ningún dolor, todo fue en armonía, bajo la gracia y de manera perfecta,
como todo lo que viene de la luz, como todo lo que viene del amor.
Llegamos a la base, me reencontré con
mi familia, y a pesar del cansancio que tenia estaba animando, feliz, activo,
energizado.
Volvimos al hotel mientras les contaba
esta experiencia, feliz de haberla vivido, contento por haber podido hacerla.
Con mi mente llena de imágenes, y con la clara sensación de haber llegado a
destino.
Ale Flores
27 de Febrero de 2014
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
(Los Terrones - Quebrada
de la luna - Capilla del Monte – Córdoba – Argentina)
"Lo que te envío acá no son palabras, es vibración,
si centras tu atención en ella la sentirás, te envío luz, luz y amor."
“La vida es un regalo,
el envoltorio la mente. Sólo hay que abrirla para disfrutar el presente.”
Solo por hoy no te enojes.
Solo por hoy no te preocupes.
Solo por hoy se agradecido y humilde.
Solo por hoy se honesto.
Solo por hoy se bondadoso con los demás.
"Si lo que hago además de a mi le
sirve a alguien, mi misión está en marcha."
"Si Logras Unir Tu Mente A Tu Corazón Serás Una
Buena Persona, Si Logras Unir Tu Corazón A Tu Mente Serás Un Iluminado."
"Quien
teniendo la posibilidad de recibirlo, no se abre para acepta el amor que habita
en vos, se está perdiendo lo más maravilloso de la vida."
Soy Reiki
Yo Soy
Si
Dios fue capaz de crear una semilla que puede convertirse en árbol y dar
frutos,
¿te imaginas todo lo que podes hacer vos?
Dios obra a través tuyo.
Ale Flores
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"Lo que del alma sale, al alma llega"
Ale Flores
Soy Reiki
"El amor es la religión de la nueva era."
Mi canal de Youtube - Acá podes escuchar mis textos leídos en Pop Radio (FM 101.5)
"Compartir lo que nos hace bien, nos hace bien de nuevo."
Ale Flores
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