1 año

Ya hace una año desde que te fuiste, en realidad, desde que tus ojos cerraste. Fue un viernes como hoy, como son y serán todos los viernes desde ese 15 de octubre de 2010.

Pude encontrarme con vos algunas veces, lo logro, cuando en mi esencia te busco. Sin embargo extraño tu mirada, tu palabra, tu abrazo, tu presencia.

Lloré, lloré mucho tu ausencia, y contar tu vida me ayudo a superar tu muerte. Comprendí que lo que muere es solo el cuerpo, y aprendí así a valorar más el presente.

Recorrí cada uno de nuestros momentos, tus palabras, tus consejos y enseñanzas. Me acompañaste en cada letra que he escrito, me ayudaste a escribir cada palabra.

Acompaño a la vieja como puedo, muchas veces necesita estar sola, pero le insisto a que nos acompañe y se quede en casa, para que pueda compartir con nosotros las jornadas.

He vivido muchas cosas este año, he crecido y también he progresado bastante. Me gustaría poder prestarte mi auto nuevo, pero me conformo sintiendo que vas de acompañante.

Hay viejo que difícil es por momentos, pensar que ya no estás y que no podemos verte. Aunque yo me ocupe de apoyar a todos y en ellos apoyarme, no dejo de sentir que falta alguien.

Cada tanto paso a ver el lugar en que nos pediste que tus restos dejáramos por siempre, con mucho amor riego ese árbol, que va creciendo en el campito donde tantas mañanas con nosotros jugaste.

Vos sabes lo que te quiero viejito. Lo que me costó aceptar tu partida, pero también sabes todo lo que juntos crecimos, acompañando la enfermedad que padeciste.

Gracias por lo mucho que dejaste, los recuerdos, las vivencias y las imágenes.

Muchas gracias viejito por todo, por todo el amor que en nosotros sembraste.

Espero verte pronto nuevamente, abrazarte en algún sueño o meditando escucharte.

Sé que seguiré recibiendo tu asistencia, como siempre desde que fuiste mi padre.

Sé que este sentimiento seguirá siempre, y que el tiempo solo servirá para acostumbrarme, que tu ausencia marcara por siempre mi vida, como se dónde puedo encontrarte.

Te dejo en paz viejito mío, te dejo junto a todos los ángeles, mandale una estrella a la vieja, que llora tu ausencia cuando va a acostarse.

Hacele un llamadito cada tanto, que sienta que tu esencia sigue viva, para que pueda ella misma sentir la paz en la que ahora tu presencia habita.

Te abrazo con el alma viejo querido. Te recordare con el mejor de mis asados, con un vino a la altura de tu recuerdo, con un brindis por tanto haberme enseñado.

Me despido por ahora querido padre, dejo solo de escribir palabras, seguirás en mis pensamientos por siempre, y en el aire que oxigena mis mañanas.


Alejandro Flores
30 de Septiembre de 2011

Gracias a todos los que con sus silencios me acompañan en esta semana tan especial. A los demás ya les respondí y seguiré haciéndolo.

Un fuerte abrazo.

Ale Flores