Recogemos lo que sembramos

Ayer se me ocurrió algo que comencé a hacer, en realidad hace unos años hacia algo parecido, la cosa es así, vi que sobre mi escritorio tenia algunos sobres de azúcar que no utilizaba y no utilizare, también algunos de sal que me envía la gente del bar cuando pido algo de comer. Recordé que hace unos años cuando las carencias económicas eran protagonistas de mi vida, fui a un kiosco que mientras paseaba a mi perra, la idea era comprar algún dulce ya que mi mujer y yo teníamos ganas de comer un chocolate viendo nuestro programa favorito, al llegar había una mujer delante mío, su aspecto era similar al mío en cuanto a clase social, pero sus ropas estaban notablemente sucias, ella pidió un kilo de azúcar, y cuando pregunto su precio contó las monedas que tenia en su mano y se dio cuenta que las mismas no eran suficientes para concretar la compra.

En ese momento no me anime a preguntarle cuanto dinero le faltaba, simplemente la seguí con la vista y note que a unos 20 metros se encontró con un hombre que revisaba las bolsas de basura quien además era acompañado por un bebe de no mas de 1 año en un precario cochecito.

Sin dudarlo un instante le pregunte a la señora del kiosco el precio del azúcar y su valor era casi tanto como todo el efectivo que había llevado, mi idea era comprar solo un chocolate por lo tanto no había bajado con mucho. Compre el paquete y corrí hasta ellos. Cuando sintieron mis pisadas se dieron vuelta como asustados, les pedí disculpas por la intromisión y dirigiéndome a ella le dije “no pude evitar escucharte en el kiosco, toma, llevate esto.” Le entregue el paquete, sus rostros cambiaron y vi que el niño que estaba en el coche mi miraba con una mirada muy particular.

Volví hacia mi casa y en el camino con las monedas que me quedaban le compre un pequeño chocolate a mi mujer, cando llegue su rostro fue de desilusión, ya que esperaba uno mas importante que el que las pocas monedas me permitieron adquirir, le conté la historia, me miro como extrañada ya que todavía no entendía el concepto de “dar y recibir” que yo por ese entonces también desconocía, solamente lo hice por que sentí que mi ser se imponía ante esa situación. Me sentí muy reconfortado por sentir que había ayudado a alguien que lo necesitaba y sentía que dios estaba orgulloso por mi acto.

Pero volviendo a lo de ayer, como les contaba, tome esos sobrecitos, le adjunte varias estampitas de San Expedito y una nota manuscrita que decía, “DIOS TE ESTA ENVIANDO LO DULCE Y LO SALADO, ES TU DECISIÓN ELEGIR EL CAMINO, LO QUE HAGAS A PARTIR DE AQUÍ PUEDE CAMBIAR TU VIDA, HAY MUCHA GENTE EN EL MUNDO ESPERANDO COMO VOS UNA RESPUESTA DE LA FE, TU MISION ES QUE ESA GENTE RECIBA UNA ESTAMPITA DE SAN EXPEDITO, EL SANTO DE LAS CAUSAS URGENTES, NO TE PREOCUPES POR EL MODO DE ELEGIR A LAS PERSONAS, A QUIENES LES TENGA QUE LLEGAR LES LLEGARA. SIMPLEMENTE OFRECELAS. TAMBIEN PODES DECIDIR TIRARLAS O ROMPERLAS, NO TE PREOCUPES, ELLAS LLEGARAN DONDE TENGAN QUE LLEGAR TAMBIEN. HAGAS LO QUE HAGAS LA MISION SE CUMPLIRA, LO QUE ESTA EN TU PODER NO ES DONDE ELLAS TERMINEN SU CAMINO, SINO DONDE FINALICE EL TUYO. TE BENDIGO EN EL NOMBRE DE DIOS”. UN HERMANO. Todo esto lo envolví en un nylon y deje donde creí que era el lugar. Obviamente no sabre cual es el final de la historia, pero se que ese es el principio.

Por otra parte muchas veces personas del grupo me envían saludos y agradecimientos a mí y a mis colaboradores, en algunas oportunidades lo tome con una sonrisa ya que desde mi mirada terrenal de las cosas esto es algo que hago yo solo. Sin embargo hoy, les quiero dar gracias a todos mis colaboradores que me permiten realizar esta tarea, empecé a repasar en mi mente quienes somos los que hacemos posible MENSAJES DE LA LUZ y me di cuenta que somos muchísimos, que yo pongo solamente los dedos en el teclado e intento mantener una línea en cada correo, pero el trabajo de campo, el trabajo arduo lo hacen quienes aquí detallo:

A ustedes que constantemente me nutren con material maravilloso, con el que crezco y nutro estos envíos.
A mis guías que cada mañana me piden que mantenga la paz y continúe con esta comunicación.
A los ángeles que me dictan al oído.
A los árboles, mis grandes maestros encarnados.
A dios que coordina todo.

Gracias por estar.

Soy Reiki