10 Meses

No sé si decir el gusto, no sé si la palabra es placer. Lo que sé es que siento una emoción muy grande por haber podido escribir un libro sobre la vida de mi viejo, una suerte de relato de su último recorrido por el mundo, y más allá de lo que me sirvió a mi hacerlo como terapia, como desahogo, como catarsis para poder liberar muchas de mis angustias, me resultan muy movilizadoras las reacciones de las personas que lo han leído, mi abuela, (su mamá), mis tíos, (sus hermanos), mi mamá, (el amor de su vida), y algunos familiares y amigos a quienes se lo he pasado para que agreguen información si lo creen pertinente.

Ese libro fue el último libro que leyó mi padrino, quien fue además amigo de mi viejo por más de 50 años. Ese libro le permitió a mi abuela aceptar la pérdida de su hijo mayor, soltarlo un poco más, liberarlo par que descanse en paz comprendiendo que vivió todo lo que debía vivir, y que ahora, desde el plano donde esta nos acompaña y continua evolucionando.

Ese libro me permite sentir que la vida de mi viejo quedara plasmada en letras, que pasaran los años y sus vivencias estarán disponibles para quien desee encontrarse o reencontrarse con ellas, que sus nietos y los hijos de sus nietos podrán saber quien fue “El Mono Flores” mi viejo, ese tipo que tantas cosas nos dejo, tanto, pero tanto que a veces siento que todo lo que escribí es poco.

Recién hable por teléfono con uno de mis tíos, que ayer me había dejado un hermoso mensaje en mi celular tras haberlo leído, y su emoción, su agradecimiento, sus palabras al contarme que lo leyó 2 veces seguidas en el mismo día, que mi relato le permitió soltar lagrimas y risas, que sintió que toda la vida de mi viejo estaba relatada, y que no había nada más que agregar me dio el punto de partida para plasmar estas palabras, palabras que hace varios días siento que voy a escribir, palabras que solo esperaban su momento para salir a la luz.

Posiblemente para muchos este será un mensaje más, quizás hasta lo sientan lejano con relación a lo que suelo publicar, o a los mensajes míos que alguna vez leyeron, pero les aseguro a todos que la emoción que siento por haberme permitido lanzarme a hacer esto, haberlo terminado y recibir lo que recibo es tan grande, tan maravillosa que no puedo expresarla en palabras.

Lo único que les puedo decir es que este mensaje es para mí muy especial. Ya que tiene que ver con un hecho que marca un antes y un después en mi vida, en la vida de mi viejo, y en la vida de las personas que nos aman y nos amaron, y sentir que a ellos les pude dar algo tan valioso que además honra la vida de mi padre, es para mí un momento de mi vida que perdurará para siempre.

Gracias por permitirme compartirlo.

Lo quería decir.


Alejandro Flores
15 de agosto de 2011

(en el día que se cumplen 10 meses de su fallecimiento)

Mi viejo y yo, en su última visita a la casa de sus padres.
Sábado 8 de Mayo de 2010

Dios te salve María,
llena eres de gracia,
el Señor es contigo,
bendita eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre Jesús,
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros los pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte,
amén.