Cannabis para la salud

Hace un tiempo, y no por casualidad, atrajo mi atención el libro “Cannabis para la salud”. Lo compre ya que sabia por quienes lo habían experimentado y hasta había escuchado canciones sobre el tema. Leí el libro y se lo recomendé a mi papá, quien ya sufría nauseas y falta de apetito por su cuadro avanzado de cáncer.

Le costo entender, abrirse a experimentar.

Consulto con los médicos y la respuesta fue unánime, todos le recomendaron el consumo, a pesar de no poder recetárselo, llegaron a hablarnos de sus experiencias al respecto en países como Estados Unidos, siendo todas positivas. Ante la respuesta de los médicos acepto.

PUDE COMER!!! Me expreso en un mensaje de texto que me envió luego de la primera vez que fumó, era una alegría inmensa que pudiera hacerlo, que sintiera el gusto de comer, que no tuviera nauseas por alimentarse.

La marihuana no solo lo ayudo a poder comen, también a estar bien, fue analgésico para los dolores y no dejo de recomendar el consumo hasta el día de su muerte a todo aquel que pudiera necesitarla.

No pienso hacer apología de lo ilegal, aunque a eso y a lo legal solo los separe una “I”, tan finito como eso.

El cannabis es una planta sagrada. Como tantas otras hierbas medicinales.

Escribo esto con respeto para quienes puedan necesitarla, porque le prometí a mi viejo escribir al respecto y transmitir las enseñanzas que este proceso llamado cáncer nos dejo.

Para eso lo vivimos, para experimentar, para eso lo experimentamos, para crecer, y el crecimiento es mayor cuando compartimos lo comprendido, ya que evitamos que otros tengan que padecer para comprender.

Ofrecemos nuestra vida como ofrenda, como Dios ofreció a su hijo Jesús.

Ofrecemos nuestros cuerpos para mostrar nuestras experiencias.

Aceptamos creer y crecer.

Entrego con amor nuestra experiencia. Sabrán ustedes, con amor, aceptarla.

Ale Flores