Mi negra se va apagando, su
cuerpo cansado me hace ver que ya no le quedan muchas fuerzas, y si bien la
medicación la ayuda, su aporte no alcanza para completar lo que el paso de los
años se ha llevado.
Cuando veo que se esfuerza por
pararse y no lo logra, una parte mía se va con ella, la levanto y veo su andar
lento, su paso errante que muchas veces termina en tropiezo.
Ya no sé cómo hacer para que
sienta todo lo que la amo, tal vez acariciarla no alcance a demostrarle todo lo
que mis caricias le llevan. Busco las respuestas, las soluciones mágicas, que
le devuelvan a mi negra la salud perfecta.
Es difícil, tan doloroso ver
partir a un ser querido, a una hija, porque para mi ella es la primera, el
primer bebe que tuve en custodia cuando nuestros ojos se encontraron y supe que no podría vivir sin ella.
Ya pronto serán 16 años desde
ese día, que cambio mi vida por completo, yo siempre había soñado tener un
perro, pero ella más que un perro es maestra.
Me enseñó del amor sin
condiciones, a vivir el presente, a disfrutar las siestas. A disfrutar pasear
con un perro, a escuchar miradas, y en ellas encontrar respuestas.
Voy haciendo (de a poco) la
catarsis, de una partida que ya se inevitable, el proceso natural de la vida
anuncia la partida, su regreso junto al padre.
Ale Flores
9 de Septiembre de 2017
La Merecida
Galería
No hay comentarios:
Publicar un comentario