Todo el sufrimiento humano se
puede terminar en una mirada.
Todas las carencias se pueden
olvidar en unos ojos, en los ojos de Tía Haydee, donde no existe otra cosa más
que amor. En su mirada, yo me encuentro con su alma, y en ella, soy.
Me encuentro con los ojos de mi
abuelo Severo, su hermano quien le despierta una risa cada vez que lo recuerda,
ella, que vive entre sonrisas a sus 98 años abraza lo que recibe, como le
enseño su mamá, mi bisabuela.
A Haydee la conocí hace poco,
aunque siempre supe de su existencia, es la única hermana de mi abuelo que aun
vive, y en sus ojos puedo ver la vida entera.
Es un alma llena de amor y
sabiduría, es una abuela de esas que solo enseñan, le doy gracias a la vida por
haberla puesto ante mis ojos, su mirada ya es camino en mi vida.
Le doy gracias a Dios por
permitirme que la conozca mi familia, mi hija quien no conoció a Severo pudo
ver en la cara de Haydee todo lo que le conté de mi abuelo.
Pienso en ella y no dejo de
sonreírme, es un oasis en mis pensamientos.
Que Dios le de a su alma la paz
que se merece, y a mi ya me dio a Haydee, y a mi abuelo Severo.
Ale Flores
9 de Enero de 2016
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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