Después de un mes de ausencias, volví a comprar semillas para los pájaros, ya están pidiendo puestas en los lugares donde habitualmente las vienen a buscar.
Esta mañana noté el silencio que queda en mi jardín cuando ellos buscan sus alimentos en otras partes, noté que la variedad y cantidad de pájaros que visitan mi casa es notablemente menor que antes. Ahora espero que las encuentren, que empiecen a avisarse entre ellos del hallazgo hasta que diariamente me esperen llegar con la bolsa para proveer los comederos donde ellos se alimentan. Cuando esa rutina se establece empiezan a cantar cuando le ven salir, van llegando de árboles cercanos, algunos esperan en las ramas de los que sostienen los comederos.
Para mi esos pájaros representan mis pensamientos, por eso los alimento con semillas de buena calidad y los coloco en lugares donde los gatos y el zorro que recorren el barrio no puedan tenderles emboscadas mortales.
Disfruto tanto de ellos como del silencio, así cómo disfruto cuando de mi mente nacen pensamientos creativos como cuando la puedo mantener en silencio, ese mix entre el verbo y la quietud me resulta saludable.
Hoy disfruto de un domingo en el que cantan las chicharras después de una semana cargada de copiosas lluvias, el sol refleja sobre el césped verde cuya tierra aun no terminó de absorber toda el agua que cayó, mis perras están tranquilas cerca mío, yo también estoy tranquilo, espero que lleguen los pájaros, mientras escribo.
Ale Flores
17 de marzo de 2024
La Merecida
Jardín
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