Van quedando pocos de los
grandes maestros, de los capos del tango, he tenido la suerte de ver a muchos
de ellos, al Polaco Goyeneche, a Mariano Mores, Leopoldo Federico, Libertella,
y he disfrutado como pocos al Maestro Horacio Salgán, que este año cumple sus
primeros 100.
El Maestro nació para dedicarle su vida al arte, ya que
desde pequeño comenzó a tocar el piano, instrumento que aún hoy cree no conocer
del todo, y busca seguir aprendiendo.
Sus manos, únicas, fueron
capaces de tocarlo como nadie más lo hará, pero Dios es tan justo que le permitió
heredar a su hijo Cesar el don, y es quien dirige la orquesta que fundó su
padre hace más de 50 años, “El Quinteto Real”.
Creador como pocos, arreglador
como ninguno, figura indiscutida entre los grandes de verdad, entre los que
amamos el tango más que del firulete. Horacio toca y hace vibrar.
Pasé noches maravillosas en “El
Club del Vino” disfrutando del dúo que conformaron durante toda una vida junto a
otro grande, el Maestro Ubaldo de Lio que se fue hace unos. “Esa unión
tan perfecta, más precisa que un reloj”, describí en las primeras líneas
del primer texto que le dediqué.
He tenido la oportunidad hacerle
llegar a Don Horacio algunos textos, y supe que tal vez en su alma vibro mi
esencia. Me emociona imaginarlo como me emociona sentir las vibraciones de su
alma cada vez que lo vuelvo a escuchar.
Querido por todos, amado,
respetado, es el patrón de la vereda como lo han sabido llamar.
Músico de músicos, maestro de
maestros, hasta Barenboim y Arthur Rubinstein lo supieron apreciar.
He sentido la presencia de los Ángeles
en sus conciertos, supe que sería padre escuchándolo tocar.
Será eterno mi agradecimiento
por su arte, por su obra, su paso por la tierra, y todo lo que en ella dejará.
Gracias Don Horacio, genio y
figura.
Gracias por el arte, gracias por
toda la eternidad.
Alejandro Flores
22 de Mayo de 2016
Horacio Salgán y Ubaldo de Lio
César y Horacio Salgán
Quinteto Real
Leopoldo Federico, Mariano Mores, Horacio Salgán y Fernando Suarez Paz.