Cuando llego a este espacio, a
mi espacio sagrado, personal, afloran mis angustias, mis miedos, los excesos de
la semana, lo que debo evitar.
También se presentan en forma de
recuerdos las buenas acciones que equilibran mi accionar.
Fluyen lagrimas.
Salen bostezos.
Florecen sonrisas.
Aquí descaro y recargo energías,
es escribiendo el modo en el que alcanzo la paz.
Varias veces invite a que cada
uno arme su propio espacio, su espacio personal.
Su lugar sagrado, su altar de
fuego donde equilibrar sus energías, donde solo haya paz.
El lugar donde la máxima es
“DIOS ES MAS FUERTE”, para que se imponga su fuerza ante cualquier debilidad.
Un espacio donde el brillo de
las velas enciende el propio brillo, y el humo de los sahumerios limpia el aura
de toda negatividad.
Yo arme el mío bajo un árbol, un
hermoso alcanfor. Lo arme con troncos, cuarzos y elementos que me muestran el
camino y me recuerdan quien soy.
Hago sonar 3 veces mi campana,
uno mis vibraciones a su sonido.
Escucho el silencio, contemplo
la paz.
Mis perras se relajan ni bien
llegamos a este espacio, y yo escribiendo me quedo en paz.
Ale Flores
7 de Mayo de 2016
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
No hay comentarios:
Publicar un comentario