Kika esta mejor, ya camina
apoyando sus cuatro patas, corre como siempre, juega y toma la medicación con
cierta resistencia, pero lo hace, me alegra verla caminar bien, haberla ayudado
a sanarse y acompañarla en su recuperación.
A Conny le pude sacar la
protección que le habíamos puesto para que no se rasque la herida que se hizo
en semana santa, ya que la hacerlo se volvía a lastimar.
La que está mejor de las tres es
Felicia, la madre, que con sus 14 años es la más sana de todas, un poco sorda
tal vez, pero con los mismos ojitos de siempre.
Ellas me acompañan en mi espacio
de meditación mientras escribo, se recuestan sobre mis pies o cerca mío reciben
el humo de los sahumerios, el sonido de la campana, y la música. Buscan
caricias, juegan y vuelve, se recuestan y se duermen mientras yo escribo.
Si hay algún charco no se
pierden de pisarlo, mojan sus patas y toman agua.
Vuelven aquí, cerca mío, se
lamen, se recuestan y se duermen.
Todo eso, mientras yo escribo.
Ale Flores
21 de Marzo de 2016
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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