Cuando me uno al silencio, aquí,
en mi lugar de meditación, mi espacio sagrado, donde habita mi altar de fuego,
cierro todas las grietas sociales que pude ir abriendo por el trajín de la vida
cotidiana, por haber recibido información de sucesos que se contraponen a mis
intereses mundanos, grietas formadas a partir de creencias, de
interpretaciones.
Aquí, en el silencio solo hay
paz, y recuerdo que “DIOS ES MAS FUERTE”.
Desde mi mente cierro esas
grietas y pido perdón a las almas con las que me he enfrentado aunque sea
mínima-mente.
Les envío un rayo de sanación y
de amor para restablecer nuestros vínculos como hermanos en la tierra, y les
deseo lo mejor para sus vidas, es de ese modo como vuelvo a la paz, y
restablezco mis energías originales para volver al origen y transitar la tierra
en calma, en paz, en armonía con todos y con todo.
No soy perfecto, nadie es
perfecto, la perfección está en aceptar la imperfección, la de uno, la de
otros, y esa tarea nos lleva varias encarnaciones, varias vidas, mucho tiempo.
Hoy estoy en este nivel de
conciencia, el de aceptar, el de perdonar, transíto hacia un nivel superior, el
de ser, y solo ser, sin juzgar, sin aferrarme a nada terrenal, ni siquiera a un
pensamiento.
A eso vine.
A eso vinimos.
Ese es mi camino.
Ese es el camino que
transitamos.
Ale Flores
21 de Mayo de 2016
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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