La China ya descansa en paz.
Desde la ventana del lugar donde escribo puedo ver el sitio donde su cuerpo pasara a formar parte de la tierra para siempre. Su alma ya se eleva a la unión con el padre, ahí, donde habita el alma de Felicia, y de todos mis seres queridos.
Dios sabe que hicimos todo lo que pudimos, que en nuestra conciencia esta la calma de haber hecho ni más ni menos que lo que un ser vivo debe hacer por otros, no me den las gracias, no las merezco, honren la vida de cada ser vivo que se acerque a ustedes buscando refugio, buscando sanación, buscando amor. La China tuvo en sus últimos días gente que se preocupó por ella, que le dio amor, caricias, atención, gente que no la dejo "morir como un perro".
Creo que nos buscó para desencarnar en paz y para vivir en los últimos días de su corta vida la calidez humana y por unas horas ser parte de una familia.
Su aura quedará entre las plantas de mi jardín, no tendré la imagen de su cuerpo corriendo por el pasto. No podré sentir su lengua lamerme al darme besos, pero cada noche antes de irme a dormir miraré su espacio y le dedicaré un Ave María.
Les pido a todos un Ave María para su alma.
Gracias.
Ale Flores
6 de septiembre de 2023
Para la China
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