El 23 de diciembre de 2018 llegó Rocky al barrio, venía para acompañar a los vigiladores en sus recorridas, ya era adulto, lo habían rescatado de un lugar donde era maltratado. Su llegada fue difícil porqué él estaba muy excitado, no conocía a nadie y encima lo recibían Kika y Conny que no estaban acostumbradas a interactuar con otros perros adultos.
De a poco se ganó el cariño de la gente de la guardia, el mío y el de mis perras. La pandemia hizo que pasara largas horas solo y rutinariamente lo empecé a sacar junto a mi hija y mi mujer, así descubrimos su inteligencia y su ternura. Nos conquistó.
En un momento el barrio dejó de quererlo y alguien lo dio en adopción a nuestras espaldas, nos enteramos de que se lo habían llevado y nos invadió el dolor.
El 17 de marzo de 2023 a las 23 hs. me avisaron que andaba perdido y salí a buscarlo. Lo buque por todas partes y parecía imposible encontrarlo, hasta que desde lo más profundo de mi corazón le pedí que me guiara hasta él y así fue, lo encontré tranquilo en una estación de servicio.
Desde ese momento somos inseparables, nos ama, lo amamos, es parte de nuestra familia, nos cuida, lo cuidamos.
Siento que siempre fuimos el uno para el otro, que la vida buscó el momento justo para encontrarnos y acomodó las circunstancias para que seamos familia.
Rocky es un perro extraordinario, un ser amoroso y guardián que me cuida a tal punto de no dejarme cuando estoy en la pileta o cuando quiero salir a pasear en moto. Es inteligente y hermoso. Es un perro soñado hecho realidad.
Yo creo que nos conocemos de otras encarnaciones, que nos correspondemos en esta y por eso convinimos.
Este es Rocky, un labrador cuya edad precisa desconozco, para mi es y será siempre un bebe perruno lleno de amor y vitalidad.
Ale Flores
3 de enero de 2025
La Merecida
Jardín
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