Kika y Conny se alteran cuando
me ven entrar a la pileta. Felicia, su madre se tiraba detrás mío cuando me zambullía
o si me veía en el mar. Su instinto de protegerme la hacía nadar hacia mi y
rodearme esperando que me agarre de su cola para remolcarme hacia la orilla o
la escalera de la pileta y verme seguro, recién ahí salía y se quedaba viéndome.
Cada vez que me acerco al borde
de la pileta con la clara intención de zambullirme sucede lo mismo, ladran y
saltan cerca mío. Se alterna y solo se calman cuando me ven emerger, me esperan
en el borde, las acaricio, les doy besos, las refresco un poco y disfrutamos
del agua a nuestro modo. Ellas necesitan verme respirando, yo necesito saber
que están sanas, que disfrutan la vida junto a nosotros, que nos cuidan como
las cuidamos a ellas, que estando juntos nada malo nos puede suceder.
Ale Flores
26 de enero de 2020
La Merecida
Espacio Sagrado
Altar de Fuego