jueves, 30 de enero de 2020

Nada malo nos puede suceder

  

Kika y Conny se alteran cuando me ven entrar a la pileta. Felicia, su madre se tiraba detrás mío cuando me zambullía o si me veía en el mar. Su instinto de protegerme la hacía nadar hacia mi y rodearme esperando que me agarre de su cola para remolcarme hacia la orilla o la escalera de la pileta y verme seguro, recién ahí salía y se quedaba viéndome.

Cada vez que me acerco al borde de la pileta con la clara intención de zambullirme sucede lo mismo, ladran y saltan cerca mío. Se alterna y solo se calman cuando me ven emerger, me esperan en el borde, las acaricio, les doy besos, las refresco un poco y disfrutamos del agua a nuestro modo. Ellas necesitan verme respirando, yo necesito saber que están sanas, que disfrutan la vida junto a nosotros, que nos cuidan como las cuidamos a ellas, que estando juntos nada malo nos puede suceder.


Ale Flores
26 de enero de 2020
La Merecida
Espacio Sagrado
Altar de Fuego









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