Hoy necesito escribir, necesito
expresar. Busco liberar emociones retenidas. Hacer un duelo. Dejar ir.
Hace apenas 24 horas estaba
aquí, en el lugar exacto en el que estoy ahora, en mi espacio de meditación
donde habitualmente escribo.
Llegue tras levantar a Felicia,
verla caminar mejor que otros días, comer con voracidad y hacerle unas
curaciones para dejarla recostada sobre su colchoneta. Luego de eso tome mi
bolso y camine los metros que separan mi casa de este hermoso alcanfor debajo
del que dispuse mi espacio sagrado, donde el altar de fuego aguarda siempre mi
llegada.
Empecé a acomodar las cosas
cuando un extraño ladrido llamó mi atención, pensé que había entrado un perro a
mi lote, era un ladrido que se fundía en quejido, la segunda sospecha fue que
era Felicia y la fui a ver, al llegar estaba donde la había dejado minutos
antes, pero se quejaba, ladraba emitiendo quejidos como si quisiera enfrentarse
a algo que solo ella veía, sus fuerzas no le permitían levantarse, solo emitir
ese sonido casi constantemente. Pensé en traerla junto a mi a mi espacio y
cuando la levante todo su cuerpo se endureció, estiro sus patas para luego
aflojarse por completo al punto tal que pensé que había muerto.
La recosté sobre el césped y
comencé a acariciarla, le rece un Ave María y lentamente empecé a notar que
respiraba suavemente, les mande un mensaje a mi mujer e hija para que vinieran,
ya que sabía que se acercaba el final.
Luego de un rato bajo el sol en
el que no paré de acariciarla note que empezaba a jadear como si estuviera
agitada, pensé que tal vez tenia calor ya que estábamos sobre el césped bajo el
sol, por eso la lleve a la galería de casa y la recosté sobre su colchoneta
donde nuevamente comenzó con ese ladrido extraño y a quejarse.
Fuimos a la veterinaria, Felicia
ya agonizaba, podría durar unas horas más su agonía, la veterinaria nos dijo
que no había nada que hacer, la podíamos llevar a casa sedada con el riesgo que
tuviera alguna convulsión o que nuevamente comenzar a quejarse. La abracé,
lloré mucho, le recé un Ave María y le dije al oído las palabras claves del
Hoponoponopo, le pregunte a la veterinaria un montón de cosas para ver si era
posible revertir la situación hasta que comprendí que solo faltaba que la
dejara ir. Y lo hice, fue tal vez el mayor acto de amor que podía tener hacia
ella, mi perra estaba sufriendo y le había prometido no permitirle que eso
suceda, además también era necesario evitarles un sufrimiento mayor a mi mujer
y a mi hija exponiéndolas a enfrentar una posible muerte traumática de nuestra
amada hija, así que la abracé junto a mi mujer y se fue en nuestros brazos,
cambio de estado junto a nosotros. Fue un momento duro, muy duro.
Volvimos a casa y me puse a
cavar en el lugar elegido, mi hermano Pablo se acercó y tras un abrazo me ayudó
en la tarea.
Una de las primeras veces que
clave mi pala sentí algo duro en la tierra, al mirar era un cuarzo, lo levante,
estaba casi todo tapado por tierra, se lo dí a mi mujer, estaba enterrado en el
lugar donde descansaría Felicia, al terminar el pozo la fui a buscar y pensé en
ponerle un cuarzo amatista, (ya que es el indicado para el cambio de estado,
para la elevación de las almas), en ese momento recordé el cuarzo que había
encontrado y lo fui a buscar, lo lave, aún conservaba la tierra con la que lo
había encontrado, al limpiarlo note que era una punta natural de cuarzo
amatista.
Lleve a Felicia hasta el lugar, cerré sus ojos y la acomodamos dentro del pozo, puse el cuarzo dentro de su
boca, le tiramos unas flores que cortamos de nuestro jardín y la enterramos.
Yo no podía parar, mi familia me
acompaño hasta el vivero y compramos flores. Al volver las sembramos
escribiendo con flores blancas la letra F de su nombre, la que decoramos con
otras flores de la misma especie pero de color rosa.
Yo estaba agotado, pero no podía
parar de trabajar, mi teléfono sonaba y ni lo sacaba del bolsillo, solamente me
ocupaba de terminar de armar el sitio donde descansa Felicia.
Cuando terminé me senté en un
sillón y me desplomé, llore, llore mucho mientras leía los comentarios que
recibía de mis familiares y en las redes sociales. También pude sentir el
alivio de saber que ya descansa cerca nuestro, que ya no tenía que estar
pensando si esté bien, si tiene sed, si comió, si puede caminar o si necesita
hacer sus necesidades, ahora ella está en paz, y nosotros también.
Le dimos un espacio junto a la
fuente de agua, bajo la mirada del ángel, donde alguna vez enterré a sus
cachorros que nacieron muertos. El lugar predilecto de las visitas y donde cada
mañana voy a darles de comer a los peces, un espacio que se ve desde los
lugares donde solemos estar cuando estamos en casa.
Ahora escribo, Kika y Conny
estan cerca mio, en alma de Felicia corre por el pasto y su cuerpo se hace uno
con la tierra que es nuestro hogar.
Hace casi 16 años llegó a mi
vida, me enseñó a cuidarla, a amar a los perros, me dio la fuerza necesaria
para darle una casa con jardín para que pueda correr.
Un día le prometí un jardín para
ella, le dije que le cambiaría su vida de departamento a la de una casa con jardín
para que pueda ser libre las 24 horas. Hace 10 años le pude cumplir la promesa,
y 24 horas después de cancelar la hipoteca de nuestra casa Felicia cambio de
estado, ahora descansa en la tierra que le regalé.
Tengo una angustia tremenda por
su partida, pero a la vez una sensación de orgullo muy grande por haberle
cumplido lo que le prometí. Todo, le dí el jardín, no permití que sufriera, y
le arme con mis propias manos el sitio de su descanso eterno. Ahora puedo estar
tranquilo, ahora todos estamos en paz.
Felicia:
Es la primera vez que le escribo a tu alma y solo quiero decirle gracias por
todo lo que me diste. Fuiste la mejor perra que pudimos tener, nunca nadie
ocupará tu lugar, sos la primera y siempre lo serás, descansa en paz y que tu
alma se eleve, que tu espíritu evolucione. Le pido a Dios que te conceda todos
los privilegios que te corresponden, que se corresponden a tu bondad en la
tierra. No me va a alcanzar la vida para agradecerte tu paso por mi tiempo,
espero haber correspondido fielmente a tu amor incondicional, te amo por
siempre.
Papá
Alejandro Flores
5 de Noviembre de 2017
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Para
Felicia
18 de
Diciembre de 2001 – 4 de Noviembre de 2017