Se nutrió de tus cenizas que hoy son su carne, su madera, sus verdes hojas, sus raíces a la madre.
Fue creciendo lentamente, pero con paso sincero, con dos nuevos compañeros que custodian tu descanso. A la vista del remanso que fue tu lecho en vida, donde tu compañía busca la vieja a diario.
Cada vez que vuelvo al barrio paso a dejarte un beso, los vecinos quedan tiesos al verme rezarle a un ficus, no saben que lo plantamos una noche de octubre, entre lágrimas dejamos caer tus cenizas en el sitio que elegiste, no quisiste el mármol frío, preferiste los verdes de la primavera y los grises del otoño.
De Coghlan nos hiciste y aquí por siempre elegiste quedarte.
Hoy volves a dar sombra, protección y cobijo. Hoy tu recuerdo tiene brillo, ya los días no son tristes.
Ale Flores
1 de octubre de 2023
Estación Coghlan
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