El desarraigo es duro, más aun cuándo se lo debe transitar en pandemia, la pérdida de la estabilidad laboral es, para los que aún creemos en la estabilidad terrenal, un cimbronazo fuerte. Las voces de los que te quieren te instan a que busques una solución, un arreglo, pero a veces uno no puede solucionar el problema de otros, a veces uno no puede reparar lo que no rompió.
El cuerpo y la mente sufren las consecuencias de los golpes externos hasta que alguien nos susurra al oído, "salí del lugar de víctima", y solo queda seguir.
La fuerza interna pone en movimiento fuerzas externas y paso a paso el camino se empieza a abrir. El camino se expande, y desde las banquinas nos ven marchar los que nos soltaron la mano.
En las crisis aflora lo más profundo de cada ser, es ahí donde podemos proclamar desde el ejemplo lo que vinimos a enseñar desde la verbalidad, es ahí donde nuestras palabras se hunden para siempre o florecen como eucaliptos que algún día serán inmensos.
La estabilidad terrenal es una ilusión, la vida en la tierra es ilusión, el poder del hombre jamás esta por sobre el poder de Dios, lo que nos salva es honrar quienes somos, honrar nuestro paso por la tierra y no perder de vista nuestra esencia ni en los peores momentos, porque el sol siempre vuelve a salir, y aunque todos proyectamos sombras, no es lo mismo proyectar sombras que intentar aplacar la luz de los demás.
Ale Flores
29 de octubre de 2023
La Merecida
Jardín
Con Kika, Rocky y Conny
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