Hay veces que la vida te pega un sopapo, un cachetazo fuerte, con la mano abierta. Un golpe que queda marcado en tu piel y en tu mente, un shock que hace que todo de repente se detenga. Que nos deja sin palabras y hasta que asimilamos el golpe. Una vez aceptado prosigue nuestra reacción, o nuestra acción. Nos ponemos en lugar de víctima o comprendemos el mensaje y lo aceptamos como un límite que no supimos ver a tiempo. Si revisamos la vida nos venía avisando que algo debía cambiar, que nuestras acciones estaban yendo en el sentido incorrecto a la armonía.
A veces la vida nos pega un sopapo y algunas veces somos nosotros los que les damos el sopapo a alguien porqué nosotros también somos vida.
Ale Flores
16 de noviembre de 2023
Gimnasio
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