Lo que escribo siempre es
sanador, tal vez no lo sea para otros, pero siempre lo es para mi.
Yo escribo para sanar, sanar mis
emociones, retirar carencias, miedos, inseguridades. Es una necesidad, como
tomar un baño, o comer.
Sé que algunos de mis textos
fueron útiles en el despertar de algunas conciencias que transitaban la vida
dormidas, lo sé porque leo en sus respuestas el brillo de sus corazones. A
ellas les quiero hablar, a las que se toman el tiempo y se atreven a expresarse
públicamente para contarme experiencias, se atreven a abrir sus corazones ante
mi y ante los ojos de los demás.
Les quiero agradecer ya que se
lo difícil que es abrir el alma y mostrarla, lo que cuesta romper prejuicios
propios y ajenos. Les quiero agradecer porque sus palabras son alimento para
mi, esas almas me nutren y hacen que muchas veces mi mente vuelva a confiar en
el camino de mi misión.
Cuando escribo no soy consciente
de las fibras externas que pueden tocar mis palabras, (si de las mías), pero no
de las de los demás, sé que todos somos uno, por lo que no me resulta extraño
que alguien se espeje en mis vivencias, pero me resulta muy gratificante saber
que gracias a esta actividad de escribir y publicar hay almas que encontraron
su camino, que transitan la vida despiertas y viven irradiando luz al caminar.
Ale Flores
2 de Abril de 2017
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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