Mis hijas perras descansan cerca
mío, ellas siempre me acompañan cuando escribo, se recuestan, duermen, se
estiran, tal vez algún sonido las despierte y las haga correr, pero siempre
vuelven aquí, donde solo hay paz, donde Dios es más fuerte.
Felicia me mira, sabe que
escribo sobre ellas, conoce mis pensamientos y mis emociones, sabe si estoy triste,
o si soy feliz.
Conny busca mis caricias a cada
rato.
Kika usa mi pie como almohada.
Para mi ser su padre humano es
una bendición, me aman, y yo las amo.
Me buscan, y yo las busco.
Me cuidan, y yo las cuido.
Nos correspondemos.
Le tiro besos a Felicia, le digo
“te amo”, siempre les digo que son muy importantes para mí.
Hoy, con este texto, le doy
gracias a Dios por tenerlas conmigo, por dármelas en custodia en esta vida, y
por ponerlas a ellas a custodiarme a mí.
Ale Flores
28 de Noviembre de 2016
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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