Tal vez sea que los 50 están a la vuelta de la esquina. Quizás que la pandemia agudizó mi sensibilidad o que haber transitado quedarme sin empleo mientras no podíamos salir a la calle a buscar uno nuevo me haya llevado a tocar un fondo que no sabía que existía, puede ser algo de eso, o todo eso junto, pero ahora siento en mi cuerpo con más intensidad las emociones que recibo, las propias y las ajenas.
Siento muy profundo el desamor, el abandono, pero también las alegrías, los progresos por pequeños que parezcan, empiezo a disfrutar cosas que antes no valoraba de la misma manera, una cena, un vino frente al hogar, hasta pagar el estacionamiento en La Rural para asistir a una exposición en la que me encuentro con clientes y tengo la posibilidad de verlos personalmente, cosa que también la pandemia resignificó.
Después de sentir que no podemos caminar, cada paso resulta un logro, después de meditar hasta el gasto más pequeño, una cena es un lujo, poder pagar las cuentas un alivio, y sentir que después de tanto remar el bote se mueve, es una sensación tan intensa que merece ser compartida, por eso la escribo, por eso la publico, porqué más allá de las personas que me acompañan personalmente en todo momento, hay muchas personas que a la distancia, de manera virtual me acompañan y se sienten reflejadas por las palabras que escribo. Por las cosas que vivo.
Ale Flores
10 de julio de 2022
La Merecida
Galeria
Con Kika, Conny y Sere
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