“Si mañana sentís miedo pedile ayuda a tu abuelo”, eso escuchó mi hija anoche preocupada por un examen que tiene que dar mañana en la facultad, me lo contó con una sonrisa en su boca. Esta semana se cumplen 11 años del día en el que el espíritu de mi viejo dejó su cuerpo y se elevó. No murió porque la energía es eterna y desde la eternidad donde ahora habita cada tanto se manifiesta, a veces cuando no lo esperamos, otras atendiendo nuestros llamados.
Yo cada día le dedico una oración, cada noche lo siento en mi corazón, le guiño el ojo cuando quiero hacerlo cómplice de algo que vivo y sé que le gustaría compartir si tuviera cuerpo, pero, aunque no lo tenga, su alma siempre esta cerca ofreciéndome la calma que necesito, claves para superar conflictos terrenales, un mensaje para saber que todo va a estar bien o un abrazo que desde su alma llega a la mía llenándome de amor y de paz.
Yo sé que mi viejo siempre esta cerca, no lo escribo para recordarlo, lo hago para que otras mentes que transitan duelos puedan usar estas palabras de consuelo para saber que tras el velo de la muerte las almas de los seres queridos siempre están.
A mi viejo, Juan Alonso “Mono” Flores.
Ale Flores
15 de octubre de 2021
La Merecida
Tercer cuarto
Sillón
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