miércoles, 2 de octubre de 2019

El corazón ante todo



Recordé algo que me pasaba en mis tiempos de estudiante tanto en primaria como en secundaria. Muchas veces me preparaba para rendir exámenes de tal forma que estaba convencido de aprobarlos, al llegar el día recibía las preguntas y las respondía vorazmente siendo el primero en entregar mi examen terminado, convencido que mi nota no sería menos que un 10.

Cuando entregaban los resultados había reprobado, incrédulo revisaba el examen y veía que mis respuestas eran correctas, pero que no respondían exactamente a las preguntas recibidas. Los profesores sabían que me había preparado, que entendía el tema a la perfección, pero mis errores les impedían aprobarme, eso me frustraba, y el resultado era peor.

Muchas veces sucede que mientras escuchamos a alguien estamos pensando en la respuesta que le ofreceremos en lugar de prestarle atención a lo que nos dice. Suelo recibir consultas, ya sea personales o por mensajes privados, desde tiempo centro mi atención en escuchar y sentir las vibraciones que recibo, me conecto con mi alma y dejo que de ella fluyan las respuestas que el otro ser está buscando.

Cuando inicie mi camino espiritual conocí a Angélica, uno de los ángeles que Dios me puso en la tierra. Con ella nos reímos mucho, siempre son muy divertidas nuestras charlas. Una de las primeras veces que conversábamos previo al inicio de un intercambio de Reiki, Angélica me empezó a contar sobre su marido y la enfermedad que sufrió, yo la escuchaba mientras en mi mente buscaba chistes para hacerle sin prestarle demasiada atención a lo que me decía, en ese momento una voz me dijo claramente “escucha lo que te quiere decir”, y automáticamente silencié mi mente para oírla, fue ahí cuando logré dejar grabado para siempre su relato, y supe en ese momento que estaba frente a una persona especial, con una evolución espiritual impresionante para el Alejandro de 2004 y para el que soy hoy.

Cuando conectamos con la fuente del amor que nos une a todos empatizamos con el otro ser y registramos sus vibraciones en nosotros, permitiendo que ellas resuenen en nuestra alma trayendo desde la luz las respuestas sabias que ese ser necesita recibir en ese momento, siendo el canal que la luz dispone en beneficio mutuo.

Cuando la unión nace en la luz todo es perfecto, no hay maestro ni discípulo, ya que en el intercambio amoroso de vibraciones traducidas en palabras nos vemos reflejados, nos reconocemos, nos reencontramos y sellamos vínculos de esta y otras encarnaciones que sostenemos a lo largo de toda la eternidad.

Dedico estas palabras a mi querida Angélica, y a todas las personas que ponen el alma en cada conversación, a todas las personas que ponen el corazón ante todo.



Ale Flores
29 de Septiembre de 2019
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
Con Kika y Conny










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