Esta mañana, mientras íbamos a
darle de comer a los peces, le mostré a mi sobrina Sofia de 3 años el lugar
donde Felicia descansa en paz.
Como cada día, cuando paso
frente a su espacio de descanso eterno, le rece un Ave Maria y hoy, ante la
presencia de Sofi, hice lo mismo, pero participándola de ese ritual. Entonces
mientras les dábamos de comer a los peces, fui respondiendo sus preguntas, le
conté que Felicia, la mamá de Kika y Conny falleció hace unos años porque
estaba viejita y junto a su papá, mi hermano Pablo, cavamos un pozo en la tierra
donde le preparamos una cama donde ella duerme para siempre.
Luego, cuando Pablo la vino a
buscar Sofi le mostró el sitio y le conto a su padre que ahí descansa Felicia,
la perra que ella conoció cuando era una bebe, la que recibía sus caricias y sus
besos cada vez que entraba a visitar a mis perras al jardín de mi casa.
Felicia sigue estando entre
nosotros siempre, su presencia habita en nuestros pensamientos y en nuestras
emociones.
Su cuerpo descansa en un sitio
que prepare sabiendo que algún día seria su espacio eterno.
Su amor habita en nosotros, y
nosotros expandimos el amor que dejo en nuestros seres queridos, hoy fue el
turno de recordarla con Sofia, tal vez mañana la vida me de la posibilidad de
contarle a Manuel, a Lorenzo o amos nietos quién fue y quien es Felicia en
nuestra alma, en nuestras vidas y en nuestro amor.
Ale Flores
26 de Mayo de 2019
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