Parece que mi labor espiritual
diaria no fue lo suficiente como para evitarme caer, tal vez me ocupe demasiado
de otros, en lugar de ocuparme de mi mismo, de escuchar a mi espíritu y seguir el camino de mi alma.
Lo que sé es que tuve un pico de presión, presión que supongo viene de
haberme presionado mucho por obtener resultados que no dependen de mí, presión por poner en la tierra las creencias que son del
cielo.
Puede ser también que no
estallar a tiempo y exteriorizar las energías negativas haya conformado un cúmulo energético que en un momento determinado, y sin causa aparente, tomó
control de mi cuerpo elevando la presión arterial y supe que debía pedir ayuda
para evitar un mal mayor.
Terminé internado, en el viaje en la ambulancia pensé que era el final,
que el texto que había publicado ese día en mi blog era la última página que
había dejado grabada en la tierra. Me sentí
satisfecho por haber dejado algo, por sentir que mi paso dejaba una huella.
Me puse en manos de Dios quien
me llevó con los mejores profesionales,
ellos hicieron su trabajo, yo simplemente acepté.
Horas más tarde me daban el
alta, aquí estoy nuevamente en mi casa, con los cuidados necesarios siguiendo
los consejos de los médicos y volviendo a la
fuente, a mi fuente.
Esta vez fue un aviso, la vida
me va mostrando a su modo lo que debo ver, quizás no presté atención suficiente a todo lo que me fue mostrando en este
tiempo, y no tuvo otra opción más que generar un llamado desde adentro de mis
arterias.
No es la primera vez que la vida
me marca el rumbo por medio de la enfermedad, y estas experiencias sirven
mucho, principalmente vemos quienes son los que están cuando nosotros
necesitamos que estén, quienes son los amigos, quienes los seres queridos, y
quienes simplemente actores de reparto.
No puedo ocultar mi angustia al
recorrer estas letras, no quiero guardarlas, ya guarde lo suficiente y este fue
el resultado.
Es tiempo de soltar y ser, ser
hasta que Dios indique que es el momento de volver a su lado, no le temo a la
muerte, me preocupa el sufrimiento que conlleva en los seres queridos, yo ya
deje mi huella en la tierra, experimenté sus
emociones, tengo gente que me recordará con
cariño, ayudé a quienes pude, no tuve maldad hacia
nada ni hacia nadie, jamás perjudiqué a alguien siendo consciente de hacerlo.
Le extendí mi mano a todo el
que me la pidió.
Puedo mirar al cielo y saber
que he vivido.
Ale Flores
27 de Abril de 2019
La Merecida
Living
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