Hay un ángel que custodia tu
casa y la mía. Tu casa, la que soñaste, la que lograste. La que le dejaste a
tus hijos, y a tu mujer en herencia. La que por momentos les trae recuerdos
tuyos que los angustian, pero también es el hogar donde crece y se fortalecen
día a día.
Fue dura tu partida, muy grande
el dolor que nos atravesó a todos, una parte nuestra quedó vacía.
Y es siempre el tiempo el que se
ocupa de remediar lo irremediable, el que acomoda los melones cuando el carro
se detiene para siempre en la línea del tiempo.
Hay preguntas que aún no tienen
respuestas, hay silencios que resuenan muy fuerte.
Desde mi lado solo le rezo a tu
alma para que se eleve y en paz descanses. Cumplo con nuestra promesa de
amigos, de hermanos, tiendo mi mano, y sé que sostiene.
Ya pasó el primer año amigo
querido, tal vez el más difícil, para vos, para nosotros.
Aún siento que te cuesta
elevarte, que te duele el reproche de los que no te entienden.
Por eso yo no te juzgo,
simplemente te respeto, no comparto tu decisión, y me hubiera gustado conversar
al respecto, pero si Dios permitió que suceda, es porque debía pasar, aún
sabiendo del pesar que inunda los sentimientos.
En mi memoria serás eterno, y al
escribirte tal vez lo seas en la eternidad de los tiempos, plasmando en letras
tu paso por la tierra, busco que tus vibraciones en ellas sigan viviendo.
Tu energía no ha muerto, Marce,
vive y vivirá siempre en todo lo que creaste. En los campos y las calles que
pisaste están tus huellas. En tus obras, en cada fierro que soldaste, y cada
madera que tomó forma en tus manos lleva en su tu aroma, tus risas, tu mirada.
Te extraño compañero, claro que
te extraño, me hacen falta nuestras charlas, nuestras risas, tus asados. Los
abrazos, los apretones de mano, los gestos de hermano. Me hace falta saber que
sabes que estoy, y saber que estas en la casa de al lado.
Pero puse un ángel que me
recuerda que ahora sos eso, un ángel más en el cielo, que junto a todos mis
seres queridos desencarnados me cuidan día y noche, como lo hiciste en la
tierra, mi fiel amigo, ahora sé que lo haces desde el cielo.
Para Marcelo Alejandro Acosta, a
un año de su partida física.
Que en paz descanse.
Ale Flores
9 de Marzo de 2019
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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