El principio y el final están
unidos por una línea delgada llamada tiempo. Esa línea es tan delgada, tan
sutil que es invisible a los sentidos, pero la conciencia sabe que todo tiene
un principio y un final, por eso venimos a la tierra a ser felices, y en el
camino de la búsqueda de la felicidad descubrimos que un modo de alcanzarla es
ayudando a otros a serlo.
El sentido de la vida es
imperceptible a los sentidos humanos, no se contrapone a nada, no lucha contra
nada, el sentido de la vida solo transita en su sentido, dejando que cada uno
elija el camino por el cual transitarlo.
Nadie puede detener el tiempo,
nadie puede cambiar el sentido de la vida. El sentido de la vida puede ser
confundido, del mismo modo que el tiempo puede ser detenido quitándole las
pilas a un reloj, se detiene el reloj, pero no el tiempo.
Nadar contra la corriente solo
sirve para ejercitar el cuerpo, pero no para avanzar, para avanzar hay que
seguir las energías de la creación, vibrar con ellas, navegarlas, alimentarse
del prana que habita en el aire, del amor que habita en todo lo creado.
Ya sabemos que hay un final,
que a todos nos llegará el último aliento, que nos iremos con las manos vacías,
que la eternidad perdura lo que dura el recuerdo.
Ale Flores
25 de Enero de 2019
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