Dicen que el tono de voz y los
ojos se mantienen encarnación tras encarnación, que es eso lo que nos permite
reconocernos con las almas afines, con las almas de las personas con las que en
otras vidas coincidimos.
Yo creo que es así, estoy
convencido que es así, por eso siempre me sentí más atraído por las miradas que
por los cuerpos, por eso siempre confío en las vibraciones más que en las
palabras, y muchas veces, cuando veo la foto de alguien puedo percibir sus
energías.
Encarnación tras encarnación nos
buscamos, nos atraemos como imanes, el universo se encarga de las
“casualidades” que nos llevan a estar en el momento justo, en el lugar
indicado.
Nada es casualidad, todo es
mágico.
En una mirada podemos sanar
relaciones de otros tiempos, con una palabra podemos cerrar heridas de otros
ciclos.
La mirada y la palabra tienen
todo el poder de la creación cuando afloran desde nuestras vibraciones puras,
cuando fluimos desde la fuente inagotable en la que todos somos uno, de la que
fluye nuestro manantial de vida, el que alimenta la chispa divina de nuestros
corazones que es el reflejo de nuestros ojos, y la vibración de nuestra voz.
Ale Flores
26 de Enero de 2019
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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