No toda hambre es de comida.
No toda sed es de bebida.
A veces tenemos hambre de
gloria, sed de victoria, necesidad de trascender.
Estímulos que afloran desde lo
más profundo de nuestras entrañas buscan salir, tal vez moldeados por conceptos
terrenales de parecer en lugar de ser, donde nuestra atención se concentra
crece la intención que termina dando forma a lo que hacemos, y somos lo que
hacemos.
Hace tiempo que escucho los
llamados de mi espiritu.
Hace tiempo que recibo las
señales que me da la vida, a veces las atiendo, otras no. A veces me arrepiento
de no haberlas atendido, de todos modos por algo las desatendí, generalmente para
saber que debo atender las señales y poner su razón por sobre la mía.
La mente se confunde, el corazón
no.
El ego toma caminos equivocados,
el espíritu siempre elige el correcto.
Cuando obramos siguiendo nuestro
instinto nos enorgullecen los resultados, valoramos haber escuchado las señales
del universo. Cuando las desoímos nos reprochamos, hasta que entendemos que
también en el error esta el acierto.
Hoy escribo sin motivos, solo
para saciar mi sed de dejar salir los estímulos que llenan mi mente, para
satisfacer el hambre de mi espíritu al expresar.
Tal vez no dije nada, quizás
toque una fibra. Puede que sea un texto sin sentido, o que para alguna mente
implique una revelación.
Puede ser solo un momento de
introspección necesario.
Puede ser solo un texto más.
Que sea lo que tenga que ser.
Que sea lo que es.
Ale Flores
2 de Octubre de 2018
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