martes, 2 de octubre de 2018

Mi gratitud y mi amor




Desde hace casi un año, cuando partió hacia el cielo, todos los días le rezo un Ave Maria al alma de Felicia, mi primera hija que llegó a la tierra en forma de perro para acompañarme por casi 16 años.

Desde hace un tiempo sumo a mis oraciones a todas las almas de los perros, gatos, pájaros, caballos, y todos los animales que acompañan nuestros días, a todas esas almas que supieron darle amor a las personas que encontraron en ellas seres creados con amor para dar amor.

Cualquiera que haya experimentado la vida junto a un perro, cualquiera que haya tenido una mascota sabe de ese amor único, puro, desinteresado del que escribo, y con el que intento plasmar en estas letras el amor que dan a quien les abre su corazón y acepta vivir su vida en compañía de esos seres.

La muerte de una mascota es dolorosísima, pero el placer de compartir la vida con ellos hace que valga la pena adoptarlos, cuidarlos y amarlos.

No imagino mi vida sin un perro a mi lado, prefiero no imaginar un mundo sin mascotas, ya que a ese mundo le faltaría amor, mucho amor.

Para todas las almas de las mascotas que desencarnaron, para todas las almas de los animales que acompañaron a quienes estas palabras llegarán a sus ojos, Dios las guarde en su misericordia eterna en gratitud por todo lo que han dado.

Para todos los animales de la humanidad encarnados y desencarnados, vayan en estas palabras mi gratitud y mi amor.


Ale Flores
30 de Septiembre de 2018
La Merecida
Living




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