Dos llamas arden juntas, el
fuego las alimenta.
Cuando se unen son una, y
su llama es inmensa.
Dos velas que se separan
para enfrentarse solas al viento, y poder con su presencia fortalecer sus
cimientos.
Pero ellas saben que
siempre han sido una, porque su forma fue dada con idéntica ternura. La ternura
del padre que en cada acto crea, y que recrea la vida para que las almas sean.
Dos almas lloran tristes,
creyendo que mente es alma, pero la mente suprema les devuelve la calma.
Dos ángeles han bajado a
encontrarse en la tierra, cada uno por su lado ha renunciado a la guerra. Pero
sigue el guerrero buscando con que enfrentarse, aunque predomina el amor que le
permite encontrarse.
Encontrarse con su ser
para lucir su brillo, para irradiar luz sembrando amor en cada amigo. En cada
alma, en cada cuerpo, en cada compañero de camino. Reconociéndonos uno,
uniéndonos en el brillo. El brillo que somos, llamas que fuerte arden, que al
encontrarse se besan, y agradecen encontrarse.
Que se espejan y crecen para
reconocerse uno.
Se dan las gracias comprendiendo
que lo que dieron tomaron, caminan de la mano, sabiéndose estar a mano.
Dos cuerpos que se
encuentran, en el fuego que es sagrado.
Dos cuerpos que ya son
uno, porque son iluminados.
Porque los dos han
crecido cumpliendo con su plan en el proceso. Ella volviendo a él, y él en ella
a nacido.
Ale Flores
14 de Enero de 2012
(Versión 31 Julio de 2018)
Texto leído en Pop Radio 101.5 por Hector Rossi el 20 de Abril de 2015:
Leído en Radio 10 AM 710 por Mario Mundo el 20 de Abril de 2015:
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