Quien da sin esperar siempre
recibe, ya que al dar está recibiendo.
Quien da esperando recibir se
frustra, tarde o temprano recibirá menos de lo que esperaba.
Todo lo que lanzamos al universo
es un boomerang, todo vuelve, todo llega.
La siembra es optativa, pero la
cosecha es obligatoria.
Elegimos que sembrar, no la
cosecha, (aunque estamos obligados a levantarla).
Dale tiempo al tiempo.
Dale paz a la ciencia.
Lo que tiene de cierto el
desierto es que no tenemos nada que esperar del afuera, todo está adentro
nuestro y la salida siempre es hacia adentro.
Uno es lo que es, no las
opiniones de los demás, o la aprobación ajena, “yo duermo tranquilo”,
me decía mi viejo, señalándome su honestidad, y mostrándome el camino.
Vinimos al mundo a dar, ya que
del mundo nada material nos llevaremos, la materia es de la materia, muestra
esencia es antimateria que nace en la vibración.
Lo que damos son vibraciones que
confirman el sonido de nuestras almas.
Los sonidos se expanden en el
universo, nuestras almas también.
Damos lo que somos.
Somos lo que vibramos.
Ale Flores
9 de Diciembre de 2017
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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