Un niño juega solo pateando su
pelota, acierta un gol en un arco imaginario, celebra extendiendo los brazos al
cielo, como si estuviese en un estadio, aclamado por la afición.
Su mundo es el mundo, sus sueños
son de gloria.
Extiende los brazos como
abrazando al cielo, no sabe que lo estoy viendo, que escribo sobre él.
Thiago es el hijo de Marcelo, un
gran amigo cuya casa está pegada a la mía. Thiago es un muy buen chico, muy
sensible, al que quiero mucho desde que nació.
Su mente está llena de sueños,
de ilusiones, su corazón es pura bondad.
Espero que Tiago conserve
siempre a este niño que ahora juega, que nunca pierda la ilusión, que persiga
sus sueños.
Que descubra en el brillo de sus
ojos la grandeza de su corazón.
Ale Flores
22 de Abril de 2017
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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