Cuando estamos decididos a hacer algo no hay nada que nos
detenga.
Cuando realmente queremos hacer algo, llevar adelante un sueño o
realizar una actividad, nada nos puede detener.
Cuando en nuestros actos no caben las dudas y los miedos, todo es
posible.
Esa fe es nuestra fuerza motora capaz de abrir puertas, de mover
montañas.
Cuando nuestra mirada es segura nadie nos dice que no, y si
sucede es para mostrarnos que ese no es el camino.
Cuando tenemos el impulso que brota desde nuestro corazón con la
fuerza de nuestras entrañas, todo es posible.
A veces comprendemos esto en pequeños actos, actos de la vida
cotidiana que nos preparan para situaciones más complejas.
Cuando estamos atravesando una situación apremiante esa fuerza
sale desde nosotros y es capaz de mover el mundo.
El universo le da fuerza a nuestros impulsos.
El universo motoriza nuestros deseos.
La fe mueve montañas.
Nuestra fe mueve montañas.
Ale Flores
25 de Marzo de 2016
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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