Gracias a todos

Quizás no tendría que estar escribiendo, a lo mejor no es el momento de hacerlo, había apagado la computadora, ya es de noche, los relámpagos iluminan el paisaje que desaparece en la oscuridad de la noche entre uno y otro. Llueve, y la lluvia emociona, me emociona, había puesto un cd para escuchar mientras revisaba algunas cosas en Internet e intentaba por décima vez en el día enviar “Conciencia” el mensaje de hoy, o mejor dicho, de ayer, viernes 5 de febrero.

Cuado decidí apagar la pc comenzó a sonar el tema 8 de Still the Same… Great Rock Classics of Our Time de Rod Stewart, con su version de Father & Son, no pude evitar recordar cuando escuche esta canción en el recital que dio el año pasado en Buenos Aires, durante toda la canción en las pantallas del estadio pasaron fotos de Rod y su padre, y claro, por mi mente pasaron las de los momentos que vivo y viví con el mío.

En ese momento, en lo que creía que era la soledad de la noche, apareció mi mujer, me abrazo y se quedo conmigo, esperando que pudiera soltar mis lagrimas, que me permitiera desahogar y lo hice, me lo permití, porque lo necesitaba, porque como es adentro es afuera y así como el cielo estaba liberando sus emociones yo libere las mías.

Con su abrazo me di cuenta nuevamente de la gente importante, la que esta, las parejas, los hijos, los padres, los hermanos, los amigos.

A temprana edad me di cuenta que los amigos están en los momentos difíciles, tenia 19 años cuando una peritonitis me llevo directo a terapia intensiva, estuve 7 días ahí dentro de los cuales uno de ellos fue el 31 de Diciembre, pasadas las 24 entraron mis viejos, mis hermanos y unos amigos de la familia, querían comenzar el año a mi lado y lo hicieron, comprendí el valor de la familia y el valor de la amistad, fue ahí también donde me di cuenta que muchos de los que se decían mis amigos no se interesaron por mi estado, pero si lo hicieron otros, los cuales a lo mejor creía mas lejanos. Lo comprendí, lo viví, no sentí rencor por nadie, solo observe.

Hoy 18 años después de eso vuelvo a ver que aparecen amigos que creía olvidados, que se enteran de la situación de mi viejo y donan sangre, me llaman, que están. También están los otros, los que siempre me aseguraron su apoyo incondicional, pero que nunca extendieron sus brazos cuando sabían que lo que necesitaba era un abrazo. Los que no respondieron a mis mensajes cuando pedí donantes.

No los juzgo, los entiendo, comprendo cual es el lugar de cada uno y los acepto, gracias a Dios no me falta un abrazo, ni a mi viejo le falto la sangre que necesito para las transfusiones, por el contrario, les doy gracias, ya que con sus actitudes aprendí a valorar a los que realmente están, a los que se acercaron, a quienes donaron sangre, a quienes me dieron una lección de grandeza.

Es por eso, compañeros de camino, que prendí la computadora nuevamente para dejar salir estas palabras que se que algún sentido tendrán en cada uno de ustedes, ya que hoy volví a sentir el valor de quienes están, y en honor a ellos, en gratitud a ellos va este mensaje, para que cada uno de ustedes piense por un instante en esas personas que saben que son los verdaderos amigos, los verdaderos compañeros, los que están, los que les ofrecen su hombro cuando necesitan llorar, los que son realmente capaces de ofrecer su presencia, su amor cuando realmente lo necesitan. Porque para levantar las copas siempre hay muchos, pero los verdaderos amigos también están cuando aparentemente no hay motivos por los cuales celebrar.

Desde lo más profundo de mi corazón les doy gracias a quienes donaron sangre motivados por el mensaje “Dar” que envié días pasados, a quienes se permitieron revisar sus placares para ofrecer lo que pudieron, a quienes ofrecieron sus dulces miradas para los necesitados, a quienes ofrendaron sus hombros para los que necesitaban llorar, a quienes extendieron sus brazos para abrazar a alguien que necesitaba un abrazo.

Gracias a todos.


Gracias por estar.


Mi amor de Dios hacia vos.


Soy Reiki


Yo Soy