“Soña lo que quieras ser y cuando llegues a nuestros brazos indícanos cual fue tu decisión, te ayudaremos a lograrlo”, le escribí a July cuando me enteré que su llegada al mundo estaba en camino, aún no sabía su nombre, ni siquiera cual sería el sexo en el que encarnaría, pero empecé a escribir y con ese texto le di inicio al libro más importante que escribí en mi vida, el de la suya. Era el 24 de abril del año 2022.
Hoy, al releer ese mensaje vinieron a mi mente las imágenes del 9 de diciembre de 2024, el día que se recibió de Psicopedagoga, el abrazo que nos dimos en el que todas las emociones se concentraron, me dijo al oído, “no llores”, ¿y como podía contener las lágrimas?, si cuando supe de su llegada no llegaba a cubrir los gastos del mes, si desde muy pequeña la vi jugar a ser maestra, si me sostuvo el brazo cuando el mundo se me cayó encima y me dio la fuerza necesaria para poder levantarme y empezar de nuevo, imposible contenerlas, como lo es imposible no llorar mientras escribo esto, mientras recorro nuestras vidas por medio de imágenes que se superponen en mi mente, y todas ellas confluyen en una, la primera que me llegó cuando leí “Soña lo que quieras ser y cuando llegues a nuestros brazos indícanos cual fue tu decisión, te ayudaremos a lograrlo”.
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