Honrar la vida es honrar la energía que nos mantiene vivos, la que nos dió la vida. Se puede sintetizar en el padre cielo y la madre tierra, contemplando en ellos los elementos de la creación, pero sin dejar de comprender que detrás de los elementos esta la creación, la energía que los sostiene y es de la cual radica su poder.
Hoy es el día internacional del Reikista, el Reiki es esa energía que le da poder a los elementos, esa energía que nos da la vida y nos mantiene vivos. Más allá de las técnicas que usemos para conectar con la energía y canalizarla, todos nacemos con el don de absorberla y llenarmos de vida con ella, lo hacemos cuando respiramos, cuando tomamos sol, cuando bebemos agua o tomamos un baño. Lo hacemos cuando caminamos por el césped o nos maravillamos con la belleza creada por la energía en la tierra, lo hacemos cuando la brisa nos refresca el rostro y nos brinda un nuevo amanecer.
Me dedico a acercar mentes al Reiki, porque honrar la vida es entender que somos algo más que cuerpo y mente, es saber que somos almas eternas y que en la eternidad habita el alma que por medio de nuestro espíritu baja a la tierra en cada encarnación, mi tarea es ayudar a entender que podemos usar la mente para conectar al espíritu y traer desde la creación la energía para sanarnos y sanar, para abrir nuestros caminos y ser.
Hoy es el día del Reikista, celebrémoslo honrando la energía que realmente somos al ser conscientes que somos energía.
Dicen que no hay que volver a los lugares donde fuimos felices, pero hay veces que volver es una necesidad. Venía sintiendo la necesidad de volver a la casa de mi abuela, esa que fue también la casa de mi padre en su juventud, donde pasamos muchos domingos, navidades, cumpleaños. Ese lugar de encuentro que suelen ser las casas de los abuelos donde los primos nos reencontramos y la abuela nos mima con esas comidas que quedan en nosotros.
Siempre supe que no encontrarla sería un vacío enorme, tan grande que me llevó muchos años poder llegar hasta su puerta, pero hoy lo hice, el trabajo y la casualidad me llevaron a pasar cerca y aproveché para ir a saludar a mi tío que vive ahí. Mantuvimos una charla muy amena, por momentos sentí estar ante toda mi familia paterna. Me regaló una palta del árbol que tantas veces mi abuela regó, me encontré con el níspero, con las imágenes de toda la vida, con el portón, con el pasillo que lleva a la parrilla de las risas y los asados, con el dormitorio de mi viejo de su infancia. Todo sigue ahí, como parte del tiempo del que soy parte, y aunque el vacío se siente, también se siente la vida, porqué mis abuelos viven en las plantas, en los recuerdos, y en la casa familiar que con sus manos pudieron levantar.
¿Y si no fue una buena decisión?, si hoy a la distancia me doy cuenta que fue una decisión equivocada la que tomé, si elegí el camino incorrecto creyendo que era lo mejor para mí y hoy creo que fue un error, bueno, en ese caso puedo quedarme preso de ese error y condenar mi existencia a esa instancia de mi vida o comprender que lo que hice fue cursar un aprendizaje que me permitió obtener experiencias para cuando tenga que tomar otra decisión sabiendo que los tiempos y las circunstancias no son las mismas, cómo tampoco lo es mi conciencia.
No hay error, hay aprendizaje.
Ale Flores
5 de agosto de 2023 La Merecida Con Kika, Conny y Rocky.
Vivimos muchas encarnaciones y en cada una de ellas transitamos nuestra maestría, algunas más conscientes que otras pero todas en evolución. En estos procesos nos cruzamos con otros maestros que transitan sus recorridos y de ellos nos nutrimos, entre los que tuve en suerte en esta encarnación que transitó hace 50 años siempre destaco a mi abuelo Severo.
Severo se había jubilado joven, gozaba de excelente salud y un buen pasar, pero además era un adelantado en materia espiritual, después de su partida supe que había incursionado en escuelas espirituales que siempre me llamaron la atención, por lo que lamenté no haber conversado con él respecto a eso, sin embargo las enseñanzas espirituales que me dejó fueron muchas y lo hizo sin mencionar "espiritualidad", "religión" o cualquier palabra que se relacione al cultivo del espíritu, lo hizo tocando la guitarra, caminando por el barrio de mi mano, lo hizo comunicándose con humor, sin preocuparse por nada, siendo generoso con todos.
No hay un solo día de mi vida en que su imagen o su nombre no viste mis pensamientos, en los momentos más difíciles me aferré a su recuerdo para no perder del todo mi sonrisa y para recordar que los seres queridos que nos aman en la tierra nos cuidan cuando dejan de tener cuerpo y es el amor el que nos une por toda la eternidad.
Vaya este texto en honor a la memoria de mi abuelo Severo Ángel Spagnoletti que nació el 2 de agosto del año 1908.
Pido para su alma un Ave María en amorosa ofrenda por todo su amor.
Mis manos acariciaban perros que se empujaban para ganar mi atención disputándoselas, no es fácil acariciar 3 perros si uno cuenta solo con 2 manos. De repente levanté mi cabeza y decenas de pájaros se alimentaban con las semillas que les había dejado en el lugar de siempre mientras un colibrí tomaba agua. Ante cualquier movimiento los pájaros se elevaban a las ramas del árbol que sostiene los comederos para resguardarse, luego volvían a bajar de ellas y proseguían devorando el banquete, las escenas se repetían una y otra vez, perros buscando mis manos y pájaros comiendo semillas, mi mirada recorría cada instante de acuerdo a los estímulos que me llegaban, por ejemplo, cuando escuchaba el sonido de un colibrí miraba el bebedero sabiendo que ahí estaba, cuando el silencio determinaba calma veía a los pájaros comer y cuando sus pitidos eran intensos sabían que habían detectado algún riesgo imperceptible para mí y se ponían a resguardo.
Ante esta serie de acontecimientos repetitivos yo sabía que no había ningún riesgo real, que los temores estaban en las mentes de los protagonistas de este breve relato que vivimos esta mañana de domingo, aunque puede ser cualquier día en mi jardín, porqué siempre procuro comida para los pájaros, agua dulce para los colibríes y caricias para los perros.
Preocupado por unas molestias que venía sufriendo en la zona del corazón decidió ir al médico a evacuar cualquier duda.
Luego de un interrogatorio de rutina que incluía una serie de preguntas personales el médico lo examinó, los signos vitales eran normales, por lo que decidió someterlo a una batería de estudios que le darían exacta precisión sobre la salud del joven.
"Hágase esto estudios y venga a verme". Le dijo extendiendo las recetas sobre el escritorio a medida que le acercaba su mano y se ponía de pie. Lo acompañó a la puerta del consultorio y con una sonrisa amable lo vio partir.
Pasaron varios días y el joven volvió con varios sobres cerrados que el médico abrió de a uno revisando los resultados detenidamente y tomando nota en una ficha que previamente había buscado en un antiguo fichero repleto de ellas, el joven recorría con la mirada cada diploma sabiendo que el calificado médico le daría la respuesta exacta a su padecimiento.
"Querido amigo usted goza de una inmejorable salud", le dijo el doctor robandole de arrebato toda la certeza ya que el joven estaba convencido que el anciano médico sentenciaría algún trastorno congénito, alguna patología hereditaria, o en una insuficiencia leve.
"No puede ser doctor, debe haber un error", le respondió incrédulo.
"Ningún error, le pedí estudios con los que diagnostico a mis pacientes hace más de 40 años y usted los hizo en entidades reconocidas, no tengo dudas que su salud es perfecta".
"Ah, sí, entonces a que se debe este dolor que siento en el pecho". Le preguntó creyendo arrinconar al doctor, a sus diplomas y a toda su experiencia.
"A las ausencias", le respondió el médico haciendo que la mandíbula del joven cayera repentinamente desde la comisura de su boca, y prosiguió "lo que a usted le duele es el hueco que dejaron en su corazón las personas que amó y ya no están".