¿Quién es ese señor que me mira en el espejo?. Tiene canas, arrugas en torno a sus ojos. En su frente lleva surcos que demuestran que ha transitado diferentes caminos. Tienen una mirada profunda que deja entrever cierta nostalgia de domingo.
Se lo ve bien, seguro, confiado, aplomado, templado. Se lo ve saludable, feliz, tierno bajo esa coraza que lo enseña como un ser osco, tal vez fue herido y su armadura no sea más que una forma de alejar a quienes llegan a él con el fin de recordarle que aún tiene heridas por sanar.
Lo miro y me mira, parece ver en mi al niño que fue, y yo veo en el al adulto que soy, con sus ancestros en sus arrugas y sus canas, con su descendencia en su mirada, en su respiración.
Le sonrio y me sonríe, nos hemos reconocido, en nosotros está quién soy, quien fui y quien seré.
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