martes, 10 de mayo de 2022

El Silencio


Hubo un momento en el que todos nos quedamos en Silencio. Nos costó entender, a algunos todavía nos cuesta, a mí me cuesta.

Una tarde me mandó un WhatsApp mi hermano, decía simplemente "cerro el Silencio", mi incrédula respuesta no fue sarcástica, "¿a qué hora abre?", le pregunté notando ante su Silencio que algo no había entendido, pero era imposible que cerrara el Silencio, tuve que ir personalmente en horario comercial para comprobarlo.

Me recorrieron por la mente imágenes de toda mi vida, no soy nativo de General Rodríguez, pero desde hace más de 40 años conozco el pueblo, y uno de mis primeros recuerdos es ir a ver a Paco, entrar a ese lugar tan ajeno a los porteños solo para ver a ese loro e internarle hacerle decir una palabra.

Los años me trajeron a vivir aquí, y El Silencio siempre fue el lugar de consulta obligada ante cualquier duda sobre el mantenimiento del jardín o la pileta. La respuesta que recibí siempre fue bien recibida y valorada, tantos años de experiencia dejan a uno la tranquilidad de saber que esta frente a los que saben, por eso este Silencio aturde, este Silencio me obliga a expresarme, a decirles, no puede terminar esa parte tan importante de la historia del pueblo y quedar en el abandono, no lo merecemos nosotros, no lo merece la familia del Silencio, tampoco el pueblo ni la memoria de Paco.

Grito este texto esperando despejar cualquier sombra que haga mantener las puertas cerradas de la semillería. Grito lo que Paco diría si estuviese vivo y pudiera hablar, no nos quedemos en Silencio, no nos quedemos sin El Silencio.

Alejandro Flores
8 de mayo de 2022


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