¿Qué hubiese sido de mi sin la protección de los ángeles, de los guías, de mis seres queridos desencarnados?.
¿Qué hubiera sido de mi sin el sustento de las almas a las que en otros tiempos ayudé, almas a las que en otros tiempos he alimentado?.
Las experiencias terrenales que hoy vivo están auspiciadas por ellos, por los seres que me acompañan en la tierra y en el cielo, así como aquí tengo familia que me cuida, me quiere, en el cielo también está la familia que me cuida, que me quiere. Todos somos hijos de la luz encarnados o desencarnados, lo único que cambia es el estado de la materia, el espíritu nos mantiene unidos a la fuerte de amor que todo ha creado.
La separación es solo mental. Cuando logramos comprender, aceptar y desde ahí ser conscientes que el cielo habita en la tierra y la tierra en el cielo, aceptamos que la muerte física no es el final, y tampoco es un comienzo.
La muerte física es solo el cierre de una etapa, un ciclo.
Y nosotros somos uno en la eternidad.
Ale Flores
23 de abril de 2022
La Merecida
Espacio Sagrado
Altar de fuego
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